¿Profesional? Radiografía del fútbol femenino en Argentina: contratos y déficits

El 16 de marzo de 2019 ocurrió un hecho histórico en Argentina, luego de una lucha colectiva de mujeres deportistas en busca de un solo objetivo: que el futbol femenino sea profesional. Pasaron reuniones, debates, manifestaciones frente al Congreso y en la sede de la Asociación de Futbol Argentino para que se pueda a llevar a cabo el deseo de miles de jugadoras, de poder ser profesionales en el deporte el cual le dedicaban una parte de su vida, sólo por la camiseta, sin recibir nada a cambio.

El planteo para que suceda, fue con el fin de generar diversos dispositivos para mejorar las condiciones de las jugadoras, las cuales cumplían con días y horarios, pero sin tener nada a su alcance. Fue así como aquella tarde de marzo, la AFA anunció la profesionalización de la disciplina, exigiéndoles a los clubes de Primera División, un mínimo de ocho contratos por plantel con un sueldo equivalente al de Primera C de fútbol masculino y se creó, entonces, la Liga Profesional.

Menos de un mes después, el 12 de abril de ese mismo año, San Lorenzo fue el pionero de ejecutar la iniciativa de la AFA y no sólo eso, sino que duplicó los contratos pedidos. Quince futbolistas fueron las primeras en tener contratos profesionales. A partir de ahí, los clubes tomaron el compromiso y comenzaron a reforzar sus planteles para poder competir en lo que fue el primer torneo profesional.

Sin embargo, cuatro años después, parece ser que las cosas no cambiaron del todo y que todavía, no se le puede llamar profesional al 100%. Hay una realidad y es que el progreso fue total, pero todavía faltan muchas cosas más por mejorar. En sus comienzos, la mayoría de los partidos no eran televisados y sólo se televisaban los más importantes. Todos los partidos se disputaban en los predios, las jugadoras no contaban con indumentaria acorde, no tenían nombre en las camisetas, ni materiales suficientes para entrenar.

Además, sí o sí todas debían tener un trabajo aparte para poder mantenerse económicamente y solventar sus gastos, porque con el sueldo básico no podían pretender vivir del fútbol. Al comienzo estaba muy marcada la diferencia presupuestaria entre los equipos, por lo cual los resultados eran notablemente diferentes y no se volvía realmente competitivo, ni gustoso de ver.

Con el correr del tiempo, la AFA empezó a poner más énfasis en los torneos y en los clubes. La exigencia de tener una categoría inferior a la Primera División, es decir la Reserva; el cumplimiento con los materiales requeridos y la indumentaria necesaria; que haya dos canales televisivos, TV Pública y DeporTV, sumado a la transmisión de Youtube para que todos los partidos sean televisados. Otra de las normativas más importantes, fue la exigencia de que también se integren los estadios de fútbol a la competencia.

La última actualización de AFA se basó en que, de manera obligatoria, todos los clubes deben contar con 15 contratos profesionales y el salario básico es de $75.000. A partir de esa cifra, queda en posición de cada club, cuánto cobra cada jugadora dependiendo sus objetivos personales y acuerdos de contrato.

Otras de las normativas, fue poner en marcha el torneo de juveniles. Todos los clubes deben contar con categorías sub14 y sub16, para implementar el desarrollo y la técnica de las jugadoras y así fomentar un deporte aún más competitivo.

En diálogo con Big Bang, fuentes cercanas a diversos clubes que se encuentran en la Primera División, comentaron cómo está la situación hoy en día y qué tan profesional es la disciplina en cada uno de ellos. Sin embargo, para hacer este tipo de balance, se debe tener en cuenta que no todos tienen el mismo poderío económico como para solventar todos los gastos, a pesar de la monetización que les brinda la televisación.

En esta ocasión, Boca, Racing Club de Avellaneda, Banfield y Lanús, fueron los protagonistas de testiguar si en verdad todo lo dicho se cumple o no en el deporte.

Por el lado de Boca, fue un miembro del club el que aseguró y constató que todo el plantel posee un contrato profesional. En el equipo que integra la Primera División, son 22 futbolistas y las 22 mantienen un contrato, exceptuando aquellas jugadoras de Reserva que ahora están comenzando a entrenarse con el primer equipo. En la misma línea, aseguraron algo que ningún otro equipo tiene: todas las jugadoras de la categoría de Reserva cuentan con viáticos. Además, poseen con todas las herramientas de trabajo, indumentaria, comida, médicos, nutricionista y un equipo psicológico al día. En la misma línea, es uno de los pocos clubes que cuenta con una categoría sub12, aunque no sea obligatorio por AFA, para fomentar el desarrollo de sus juveniles.

Está normalizado en todos los clubes de Primera División del fútbol masculino y también en otras categorías como la Primera Nacional, que los jugadores concentren en un hotel en la previa del partido a disputarse, para llegar con mayor concentración y descanso. En este caso, en el fútbol femenino rara vez sucede. La mayoría de los clubes lo realizan cuando deben viajar al interior, que sucede únicamente cuando juegan contra Rosario Central y en Córdoba. Mientras que, en Buenos Aires, sólo Racing Club, en los partidos en condición de visitante y UAI Urquiza, se hospedan en la Ciudad de cara al próximo partido.

Siguiendo en la línea de cómo se manejan los clubes, por el lado de Racing, todas las jugadoras que se encuentran bajo las órdenes del entrenador de Primera División poseen contrato profesional, exceptuando las juveniles que comenzaron a entrenarse con el equipo de Primera, las cuales sólo poseen viáticos. Aun así, Racing es pionero de fomentar la concentración en un hotel ubicado en la Ciudad de Buenos Aires cuando se trata de partidos en condición de visitante.

A pesar de ello, el equipo de Avellaneda aún cuenta con déficits a solucionar: sus partidos se disputan siempre en el predio Tita Mattiussi, que no cuenta con tribunas, ni cabinas lógicas para realizar una transmisión televisiva, situación que impide las transmisiones por la pantalla de la TV Pública y de DeporTV, y sólo pueden verse a través de YouTube. Además, en el predio no cuentan con agua caliente para bañarse y cuando hay fuertes tormentas, sus espacios de trabajo suelen inundarse.

No es así el caso de Banfield, que posee un predio sumamente profesional con elementos, materiales y espacios deportivos de último nivel para utilizar. En cuanto los contratos, sólo 15 jugadoras del plantel lo poseen y las otras 12 restantes mantienen un convenio de viático legal y bancarizado. Si bien sus partidos suelen disputarse en el Predio Luis Guillón, es uno de los clubes que más veces abrió las puertas de su estadio para que las jugadoras tengan un partido 100% profesional.

El último club que brindó su testimonio fue Lanús. En el equipo Granate, el plantel de la Primera División cuenta con 30 jugadoras de las cuales sólo 16 poseen contrato. En cuanto a cómo se encuentra hoy la disciplina, el comentario fue sumamente negativo: la ropa de entrenamiento es ropa de juego vieja y usada. El horario de entrenamiento es acotado, debido a que entrenan en un predio donde sólo poseen una cancha y la deben dividir para que realicen los ejercicios las tres categorías en cuatro horas. Los materiales, al igual que las pelotas, son escasos y en su lugar de entrenamiento no poseen un gimnasio.

La diferencia es notoria: las inferiores de fútbol masculino entrenan en Lanús con indumentaria, materiales y todos los lujos y detalles. Mientras que, la Primera División del fútbol femenino, logró hace pocas semanas que le incluyan algo tan básico como la hidratación en los entrenamientos para no tener que tomar agua de la canilla o llevada de sus casas. Entre otras cosas, la categoría Sub14 fue dada de baja por problemas económicos y Lanús, es uno de los tres equipos que no posee ese equipo, por lo cual no se presenta en las competencias infantiles. Los otros dos son Estudiantes de Buenos Aires y Excursionistas.

Teniendo en cuenta los testimonios aportados y viendo cómo se encuentra hoy en día el fútbol femenino, hay una verdad y es que no puede ser profesional, cuando desde las instituciones no se brindan para que lo sea. En los clubes que no son considerados grandes, la mayoría de las jugadoras tiene otro trabajo paralelo porque no pueden vivir con un sueldo de $75.000. Por lo cual, no pueden ser profesionales porque no se abastecen del deporte.

Una jugadora promedio comienza su día trabajando, termina su horario laboral y se dirige hacia su club para realizar el entrenamiento en la tarde noche y así prepararse para competir el fin de semana siguiente. Sin contar que, probablemente, las horas de sueño que debe tener para poder cumplir con el rendimiento requerido no es el ideal ni tampoco la alimentación.

En un fútbol profesional, las jugadoras deberían competir en los estadios de fútbol y no en el predio, en donde entrenan los equipos masculinos de Primera División. Deberían contar con su indumentaria acorde, con los materiales y las exigencias de lo que es el fútbol como deporte. Hoy en día, es responsabilidad tanto de AFA como de cada directivo que se encuentra en los clubes de Argentina, poder brindarle a sus jugadoras los elementos necesarios para que puedan ser profesionales y así poder generar ingresos en la disciplina y apuntar a una Selección competitiva en cada competencia internacional.

Fuente: BigBangNews